La controversia de la cultura segura sobre los escenarios
Alba Reche y Julia Medina nos regalan un espectáculo musical ejemplar con la seguridad como epicentro
En un momento en el que la cultura parecía un pilar fundamental para la sociedad, en el que se le estaba dando más importancia a la música, en el que nos dimos cuenta de la necesidad del entretenimiento, gracias al confinamiento, parece que hemos vuelto a dar pasos agigantados hacia atrás.
La difícil situación de la cultura
Todo lo que durante este período de encierro parecía mantenernos cuerdos, ahora es de nuevo dejado en segundo o tercer plano. Nos encontramos ante el hundimiento de la cultura, que pide a gritos ayuda para poder seguir sobreviviendo en esta sociedad en la que de nuevo no parece prioritaria.
Conciertos y festivales cancelados, firmas de discos pospuestas, teatros vacíos, museos fantasmas… Transporte público y bares llenos. La incoherencia y doble cara de lo relevante, y lo que no.
Está claro que el miedo es una emoción que, por desgracia, es muy común hoy en día, que la seguridad es necesaria, y que la responsabilidad es clave para avanzar. Con estos dos últimos adjetivos hemos podido describir sin duda un evento en el que nos hemos basado como estudio de campo de esta nueva cultura segura de la que tanto se habla, se exige e ignora a partes iguales.
Medidas de seguridad del concierto
En el concierto de Alba Reche y Julia Medina para el Cabaret Festival de Mairena del Aljarafe, la seguridad y el control fueron primordiales.
Nos encontramos con tres filas con distancia de seguridad según la zona (A, B o C). Se accede de dos en dos, en la puerta del recinto recortan el ticket, piden DNI, y verifican el ticket de nuevo. Adicional, hay otra persona contabilizando las personas que van a entrar para controlar el aforo, y personal sanitario verificando la temperatura para poder pasar definitivamente al recinto.
Dentro del recinto, filas de mesas pequeñas con tres o cuatro sillas, separadas por 2 metros de la distancia de seguridad homologada, creando una cuadrícula con zonas de seguridad perfectas. En cada mesa se coloca a las personas del mismo núcleo familiar o convivientes.
El uso de la mascarilla antes, durante, y al salir del evento era obligatorio y al entrar había varios geles hidroalcohólicos para usarlos al menos, obligatoriamente al entrar, y otros más repartidos a lo largo del recinto. Servicio de camareros para evitar colas o aglomeraciones en la barra, y personal sanitario y de seguridad en todas las esquinas, así como una constante llamada al cumplimiento de las normas.
Como resultado, un público que cumpla las medidas, como fue el caso del público sevillano, nos garantizamos un espacio completamente seguro en el que la posibilidad de contagio de cualquier virus es realmente baja.
Las cantantes lo dieron todo sobre el escenario
Nos encontramos con un espacio incluso más seguro que muchas de las calles por las que paseamos libremente cada día. Mucho más seguro que el transporte público habilitado a diario, que los pubs o discotecas que hemos visto que no siguen el cumplimiento de las medidas básicas, o que el simple hecho de ir a un supermercado.
Se notaba una atmósfera de confianza plena, tranquilidad, simpatía, y emoción por poder volver a disfrutar de estos eventos musicales que tanto nos calientan el alma en estos tiempos tan difíciles.
Con respecto a las actuaciones de las artistas Alba Reche y Julia Medina, podemos decir que fueron dignas de admirar. Se tomaron con humor la situación, recodando las medidas de seguridad, haciendo más ameno el hecho de no poder ponerse en pie o quitarse la mascarilla. Agradecieron continuamente a todas las personas que hicieron posible este encuentro… Y coronaron la noche con versiones acústicas adaptadas a las nuevas condiciones, pero que no dejan de mostrar la esencia y la energía de ambas cantantes.
Medidas que afectan a todo un gremio
Cada vez que llegan noticias de eventos cancelados o giras suspendidas, nos entristece, porque está más que claro con la experiencia vivida que la cultura segura es completamente posible.
Es un hecho que la cara visible de los espectáculos culturales está siendo afectada por este recorte de los mismos. Pero lo cierto es que la cara no visible, la que no está encima del escenario, también sufre las mismas consecuencias:
Técnicos de sonido, de luces, personal de seguridad, management, personal que monta los escenarios, maquilladores, estilistas, bailarines y coreógrafos, acomodadores, guías de museos, promotores, directores de teatros, auditorios, museos, compañías y salas de cine. Incluso medios de comunicación y periodistas.
En definitiva todo un gremio que se ve afectado por estas medidas tomadas. Medidas que se reconocen, pero que no llegan a ser suficientes y no alcanzan a la mayoría del tejido productivo y trabajadores de la industria.
¿Qué puedo hacer al respecto?
Por ello, muchos artistas como Marwan están firmando y compartiendo en redes sociales una petición para poder ayudar a proteger al sector, poder mantenerlo vivo y que así todos podamos seguir teniendo cultura.
«No podemos olvidar que la industria cultural es la cuarta industria del país», afirman en la web. «O se nos protege, o desapareceremos».